viernes, 31 de agosto de 2012

Impotencia y Estupidez

"Nos resignamos al momento único y feliz. Preferimos perderlo, dejarlo transcurrir sin siquiera hacer el razonable intento de asirlo. Preferimos perderlo todo, antes que admitir que se trata de la única posibilidad y que esa posibilidad es solo un minuto y no una larga impecable existencia." - Por Yamalit
Trato de platicar contigo y no sé cómo empezar la plática. Lo único que se me ocurre decir es:

  •           Te imagino rodeado de licor.

Pero no te imagino rodeado de licor, más bien te imagino sentado hablando de esas cosas de las que sueles hablar. Ha pasado un mes, y es anormal que tenga en cuenta el paso del tiempo, desde que observé tus lentes con montura negra. Ahora que te veo, observo el modo peculiar de tu caminar; tu mirada tensa, entendida como segura o segura y entendida como tensa; el color de tu piel y la forma como se dibujan tus patillas a los costados de tu rostro: Hago esfuerzos sobrehumanos para disimular que el color de rostro, tus labios y tu mirada me fascinan en grado sumo. Recuerdo además aquella sensación peculiar de vientre. Ha pasado un mes y no he podido olvidarte, las pastillas no ayudan porque tu imagen y el recuerdo son indelebles.

Siempre aconsejo que las personas no deben incomodar a las personas y, si la humanidad ha vivido varios siglos sin nuestra presencia lo normal es que Adriano haga las cosas de Adriano y que los demás hagan las cosas de los demás, pero suelo olvidar mis consejos y me aferro a ese momento salido del azahar. He mandado a mi mente un millón de veces a ese lugar, para recordar cada detalle del escenario perfecto. Finalmente termino resignándome al que hecho de que aquel momento no volverá y espero a que mi memoria, las pastillas o tu comportamiento futuro regresen todo a lo que siempre fue: Yo no sabía nada de ti y tú nada de mí. Aunque entiendo que el escenario más favorable es el de la amistad.

Eres esquivo y si no lo fueras las cosas serían de otro modo: Las personas que quiero, y siempre están, suelen aburrirme pronto. Cuando te veo no sé de qué rayos hablar, se apoderan de mí esas sensaciones que suelen traicionarme cada vez que camino o estoy cerca de alguien en quien pienso con regularidad. Cuando hablas, generalmente no escucho lo que dices – porque hay ruido o  porque estoy suficientemente atrapado por la inseguridad y la estupidez – y cuando te escucho hablar no entiendo lo que dices o siento que hablas en otro idioma y luego me doy cuenta de la sincronía que hay con las personas con quienes hablas. Estoy seguro que no puedo o quiero hablar de esas cosas y me pregunto si es posible que tú y yo podamos hablar sobre algún tema en común. Trabajo en aquello de lo hablamos alguna vez y también en proyectos personales, pero he decidido que lo primero también debe ser personal porque tampoco puedo olvidar dos preguntas: ¿Te interesa redactar aquello o sólo esta huevada? (creo que esas fueron las palabras y me agrada) ¿Has hecho esto con alguien más? (estas no fueron las palabras, pero quiero decirlo de ese modo). Y reflexiono.

Me interesa todo lo que se relacione con lo que me agrada hacer y aquello está dentro del grupo. Y siempre he dicho que las personas de nuestro entorno son poco o nada interesantes. Pero también me interesan esas cosas que defines como “huevadas”, y no en esa forma necesariamente, sino también en forma de café o de sillones con vasos llenos de cualquier licor.

Quisiera decir cosas o hacer cosas que puedan agradarte, pero no sé qué cosas  te agradan y si lo sé, la estupidez del momento no me permiten entenderlo. Recuerdo que lo único que sé hacer bien es joder, dormir y lo que trato de hacer mejor es escribir. Entonces he llegado a tres conclusiones: Primero, eres el único hombre que me interesa como amante y como amigo (considérame tu amigo en el peor de los casos porque eres sui generis y tu presencia me hace bien); Segundo, existe una única chica a la que amo y con quien me casaré; y Tercero, debo ir a dormir para no pasarme a la siguiente página, porque el arte de la conquista no es una de mis habilidades y no encuentro o no puedo propiciar un momento para decir que me gustas y proponer que seamos amantes.

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