domingo, 13 de mayo de 2012

Siete fotos y pocas palabras


Viendo las fotos de nuestro pasado y las no menos oprobiosas de nuestro presente, parece un hecho indiscutible que las mejores fotos son las que no nos hacemos, las que logramos evitar. Nada es más conveniente que caminar por la sombra, darle la razón al otro y dejar que sea él quien salga en la foto. El que a la larga prevalece no es el que sale en la foto, sino el que la toma, y a ese, al que está detrás, no lo vemos.(Jaime Bayly en "Salir en la foto")
La foto  más fea del mundo

Hace poco más de un año fui al programa de Bayly. Llegué temprano y me senté en la acera con unas chicas locas, con unas señoras locas y con la ropa más fea del mundo. Bayly llegó en su carro, nos hicieron pasar, le quitaron las cámaras a las locas. Adentro éramos menos de ochenta personas, un grupo selecto al que no se le invitaba un solo bocado, el bocado era el conductor. Bayly es agradable detrás de cámaras, conversa con todos, es entretenido y sabe tolerar y mantener el buen ánimo cuando las locas le gritan “Hazme un hijo”. Al final del programa las ochenta personas se tomaron fotos y manosearon al canalla; y yo me tomé  la foto más fea del mundo en el momento más agradable del mundo.

Una foto familiar

Nunca he salido en familia. Nunca me ha agradado ir a visitar a mis abuelos, a mis tíos ni a ningún otro familiar. Sospecho que tengo gran cantidad de familiares de los que no tengo siquiera noción de su existir. Nunca he salido con mi padre, mi padre nunca salió conmigo, siempre ha preferido salir con alguna mujer. Han pasado muchos años, mi padre ya tiene cincuenta, me he dado cuenta que lo quiero  y cierto día me vino a visitar. Vi a mi padre con mi madre, jugando. Ese día nos tomamos una foto familiar, mi madre se rehusó a salir en ella.

La foto de mis hermanos

A mi hermano mayor lo conocí a los trece años. Al hermano de mi edad lo conocí el día de mi cumpleaños dieciocho, él me invitó a salir al estadio municipal. Nos llevamos bien desde entonces. Quiero a mis hermanos y daría mi vida por ellos, aunque sé ellos la darían primero por mí. Un día especial para ellos nos tomamos una foto. A veces observo la foto de mis hermanos y pienso que no debo tomarme fotos nunca más.


Mi hermano menor y la foto de la confirmación

De pequeños siempre nos hemos tomado fotos, juntos. Vivíamos felices en la casa de la abuela, luego cada uno eligió un estilo de vida distinto: Él es de calle, yo más estúpido. Fui padrino de su confirmación, conocí a Cipriani y luego nos tomamos una foto. La primera después de diez años. Mi hermano menor y la foto de confirmación es aquello que se debe conservar, es un milagro.



La foto de la confirmación

Hice la confirmación gracias a Genaro. Ese día no fue un día feliz. No tengo muchos recuerdos y a veces hay que dejar que las fotos hablen solas.









La foto de mi sobrina

Quizá la persona a la que más amo en el mundo es mi a sobrina. Estar con ella me llena de ternura y me quita el don de escritor. Ya sabemos que sólo escribo cuando estoy con él ánimo revuelto. Lo pueden notar en la disminución de las líneas, en los párrafos que cada vez se hacen más cortos y vacíos. Éste soy yo, ahora.




La foto del  solitario

Sin duda la mejor foto que me tome fue cuando estuve sólo y  con veinte pastillas dentro del cuerpo. Lo  recomendable sería no volverme a tomar más fotos. Y ésta es la foto que más me agrada.

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