martes, 24 de enero de 2012

A Nicolás


Han pasado algunos meses desde que desapareciste,
ya no formo parte de tu vida. No te culpo.
Han pasado algunos meses desde que moriste,
pero aún formas parte de mi vida. Eres dios.
Aún experimento latidos acelerados,
respiración profunda, ahogamientos;
cuando te recuerdo, cuando estás con fiebre,
cuando sonríes  o cuando te comprometes.
Aún siento ansías por conocerte,
ganas de correr y abrazarte,
ganas de besar tu sonrisa, lo angelical,
no en las fotos ¡No! Cerca de mi cuerpo, en mis labios.
Aún pienso en escribirte, guardo esperanzas;
no quiero ser torpe: ¡Tú no me necesitas!  lo tengo claro;
no me necesitas, porque eres perfecto, tu vida,
la imperfección soy yo, una bola de estiércol
que se deja en baño, no de abono, de desecho.
La imperfección es realidad,
todo lo demás no existe, salvo tú;
tú y tu rara belleza sin segundo,
y la poesía y Góngora y Chocano y Vallejo,
menos yo.
Puedo vivir sin ti, sin embargo;
puedo escribir no de ti,
puedo hacer todo, ¡Miento!
Los días pasan, una película,
una novela donde faltas tú,
un mundo imperfecto, sin abrazos,
ni besos, ni felicidad;
sin sonrisas, con estorbos,
una vida en el Perú, conmigo.
Una vida anodina, como mis versos;
una vida sin presidencia, sin báculo,
sin banda presidencial, ni discursos,
una vida sin sentido, con almuerzos, con llamadas,
menos tú;
una vida que no es vida,
media vida que sólo es mía, que lleva mi nombre.
¡Eres dueño de vida y media!, medio yo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Realiza un comentario: