miércoles, 25 de julio de 2012

Al chico de sonrisa seria


Me gustan tus palabras, el color de tu piel, tu sistema de pensamientos, la sonrisa detrás de la copa, tu gusto por la tecnología,  y la indiferencia que tienes sobre lo irrelevante.

He tratado durante dos días de escribir una carta o poema que describa lo extraordinario que eres, pero siempre las palabras han sido esquivas, siempre he terminado escribiendo varias hojas llenas de palabras cursis/abominables y he vuelto a empezar. No es novedad el saber que no pueda expresar emociones humanas, pero esta vez intenté que fuera distinto, esta vez intenté agradarte. Es obvio que fracasé. Y como he fracasado sólo me resigno a escribir un intento de poema, carta o historia que te haga saber lo importante que eres para mí, desde que te conocí más allá de esas paredes sucias pintadas de azul.

Aquella tarde sabía cómo llegarías. Sabía que estarías con camisa y pantalón de vestir. Te recordaba de tiempos pasados. Lo que no sabía era que aquella tarde pudiese impactarme tu sonrisa seria, tus palabras de niño maduro que rara vez recuerdo, y la fragancias que no llevabas. Esa tarde con neblina y con gente fea deambulado por los alrededores te conocí por primera vez y decidí que yo y la humanidad deberían venerarte como se venera  a los arcángeles y a los ángeles.  Asumía que te desagradaría la idea de ser Dios, porque Dios no se toma el trabajo de formar comunidades, ni de ayudar a la gente; a Dios no le interesan esas cosas, ni la tecnología,  porque Dios sólo vive en algunos cerebros atolondrados; en cambio tú, eres hermoso como los arcángeles y ángeles, tú eres real.

Eres la última persona en la que pensé fijarme. En el ranking de personas que conozco y a las que elegiría para perder el tiempo pensando cuando no tenga nada que hacer, tú estabas al final, si acaso no existías. Nunca fuiste tú. Pero aquella tarde mientras hablábamos, mientras te observa mover los labios, descubrí que eras superior a mí y a la mayoría de humanos que conozco (no todos, porque hay personas que conozco y nos superan por millones años luz), me contaste tus ambiciones o metas y pensé, que agradable tipo. Pensé “Creo que lo que él hace es mejor que dormir”. Recordé que la vida es más interesante que el dormir y que si había una razón para  despertar y materializar lo que pienso, aquello era tu sonrisa seria y tu rostro angelical.

No puedo decir que está es la primera vez que me interesa alguien de verdad, tampoco puedo decir que esta es la última vez que me interesaré por alguien. Ya he aprendido que ninguno de los escenarios es cierto. Lo que sí puedo asegurar es que nunca he tenido éxito con las personas que me interesan de verdad, porque soy torpe o porque cualquier intento de acercamiento resulta convirtiéndose en un proyectil de destroza todo lo conseguido. Esa es una de las razones por las que me he resignado a vivir en mi cama pensado y escribiendo todo lo que pienso y lo que no pienso. Porque mis pensamientos no dependen de las decisiones de otros, yo soy dios, por lo tanto sólo vivo en los mamotretos que deambulan por algún lado, condenados al olvido.

Ya no tengo palabras o no sé qué escribir, lo único que quiero es que sepas que me gustas  en exceso y que pienso en ti más de lo supuse. No es un sentimiento lujurioso, es sencillamente que te admiro y que tu presencia me hace sentir bien. Quisiera que en el peor de los casos seamos buenos amigos, quiero en el peor de los casos cumplir con lo prometido; quiero en el mejor de los casos pensar que los sábados cuando te escucho cantar son geniales, quiero en el mejor de los casos  pensar que los domingos cuando razonas y deduces que tu hermana es más inteligente que yo, son excitantes. Finalmente quiero decir que sería buena idea platicar contigo. Te extraño.

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