Me gustan tus palabras, el color de tu piel, tu sistema de pensamientos, la sonrisa detrás de la copa, tu gusto por la tecnología, y la indiferencia que tienes sobre lo irrelevante.
He tratado durante dos días de escribir
una carta o poema que describa lo extraordinario que eres, pero siempre las
palabras han sido esquivas, siempre he terminado escribiendo varias hojas
llenas de palabras cursis/abominables y he vuelto a empezar. No es novedad el
saber que no pueda expresar emociones humanas, pero esta vez intenté que fuera
distinto, esta vez intenté agradarte. Es obvio que fracasé. Y como he fracasado
sólo me resigno a escribir un intento de poema, carta o historia que te haga
saber lo importante que eres para mí, desde que te conocí más allá de esas
paredes sucias pintadas de azul.
Aquella tarde sabía cómo llegarías.
Sabía que estarías con camisa y pantalón de vestir. Te recordaba de tiempos
pasados. Lo que no sabía era que aquella tarde pudiese impactarme tu sonrisa
seria, tus palabras de niño maduro que rara vez recuerdo, y la fragancias que
no llevabas. Esa tarde con neblina y con gente fea deambulado por los
alrededores te conocí por primera vez y decidí que yo y la humanidad deberían
venerarte como se venera a los
arcángeles y a los ángeles. Asumía que te
desagradaría la idea de ser Dios, porque Dios no se toma el trabajo de formar
comunidades, ni de ayudar a la gente; a Dios no le interesan esas cosas, ni la tecnología,
porque Dios sólo vive en algunos
cerebros atolondrados; en cambio tú, eres hermoso como los arcángeles y
ángeles, tú eres real.
Eres la última persona en la que
pensé fijarme. En el ranking de personas que conozco y a las que elegiría para
perder el tiempo pensando cuando no tenga nada que hacer, tú estabas al final,
si acaso no existías. Nunca fuiste tú. Pero aquella tarde mientras hablábamos,
mientras te observa mover los labios, descubrí que eras superior a mí y a la
mayoría de humanos que conozco (no todos, porque hay personas que conozco y nos
superan por millones años luz), me contaste tus ambiciones o metas y pensé, que agradable tipo. Pensé “Creo que lo que él hace es mejor que dormir”.
Recordé que la vida es más interesante que el dormir y que si había una razón
para despertar y materializar lo que
pienso, aquello era tu sonrisa seria y tu rostro angelical.
No puedo decir que está es la
primera vez que me interesa alguien de verdad, tampoco puedo decir que esta es
la última vez que me interesaré por alguien. Ya he aprendido que ninguno de los
escenarios es cierto. Lo que sí puedo asegurar es que nunca he tenido éxito con
las personas que me interesan de verdad, porque soy torpe o porque cualquier
intento de acercamiento resulta convirtiéndose en un proyectil de destroza todo
lo conseguido. Esa es una de las razones por las que me he resignado a vivir en
mi cama pensado y escribiendo todo lo que pienso y lo que no pienso. Porque mis
pensamientos no dependen de las decisiones de otros, yo soy dios, por lo tanto
sólo vivo en los mamotretos que deambulan por algún lado, condenados al olvido.
Ya no tengo palabras o no sé qué
escribir, lo único que quiero es que sepas que me gustas en exceso y que pienso en ti más de lo
supuse. No es un sentimiento lujurioso, es sencillamente que te admiro y que tu
presencia me hace sentir bien. Quisiera que en el peor de los casos seamos
buenos amigos, quiero en el peor de los casos cumplir con lo prometido; quiero
en el mejor de los casos pensar que los sábados cuando te escucho cantar son
geniales, quiero en el mejor de los casos pensar que los domingos cuando razonas y
deduces que tu hermana es más inteligente que yo, son excitantes. Finalmente
quiero decir que sería buena idea platicar contigo. Te extraño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Realiza un comentario: