Yo no he nacido para ... (Borrador)

Fue quizá uno de los momentos mas difíciles de mi vida. Me encontraba de camino a casa en un bus repleto de gente a la que no le importan las condiciones del viaje con tal de llegar a casa. Yo estaba sentado (subí al auto cuando aún estaba ligeramente vacío), no me importaban ni las condiciones del viaje ni llegar a casa, “seria mejor nunca llegar a casa”, pensé.

Desde hace ya varios días me encuentro alejado del mundo tratando de liberarme de un pensamiento que me ha esclavizado, de un pensamiento hecho persona que me esclaviza, este es un gran problema tratándose de mí. Tengo una de las fobias mas raras del mundo, le tengo fobia a la falta de libertad, es raro debido a que la gente que me rodea en este bus y tambien la que no lo hace, se pasa la vida tratando de volverse esclavo de algo: del trabajo, personas, dinero o de cualquier otra porquería. Yo por mi parte he prometido llevar una vida libre de ataduras de cualquier índole, pero hoy, en este instante, en este bus suicida, me siento esclavo. Mi cuerpo no lo puede tolerar mas, lo rechaza y de pronto, debido a la tensión acumulada empezó a faltarme la respiración, traté de relajarme pero no pude, los síntomas de agudizaron y de pronto sentí una leves punzadas al corazón. "Hoy se cumplirá uno de mis sueños mas ansiados", pensé, "Hoy moriré". La escena es particularmente agradable, estaba sentado sin música y rodeado de gente que emanaba unos olores desagradables, nausebundos; incorporándome mas a la escenas descubrí una chica a mi lado, cuya actitud llamó aún mas mi atención: Encontrábase rozando su clítoris contra uno de mis hombros, lo hacía sin verguenza, creo que pensó que me complacía con su actitud. A mí no me complacía ni me desagradaba, por que en ese instante recorde escenas similares pero protagonizadas por hombres, quienes de manera disimulada parecían disfrutar el momento; esta vez era diferente, era yo y esa chica a la que no le observe el rostro, no hice nada, permací inmovil y seguía tratando de controlar las punzadas al corazón que cada vez se tornaban mas fuertes, seguía pensando que moriría allí, y decidí disfrutar mis últimos momentos de vida, recosté mi hombro relajado sobre el clítoris de la chica en celo y mi cabeza la puse sobre su vientre y me dispuse a dormir y a morir lentamente.

Debido al cerebro hiperactivo que tengo seguía pensando, pensando en lo que es mi vida, pensando en lo que me hubiese gustado que sea mi vida y procure armar un listado de las cosas que no me hubiese gustado que sea mi vida. Reflexionaba ...

Yo no he nacido para ser Ingeniero, ni para ejercer ninguna otra carrera. ¿Cuál es el objetivo de estudiar una carrera? No lo sé, la gente en su mayoría estudia para trabajar y trabaja para ganar dinero y comprarse lo que se les venga en gana. Pocos (como yo) hemos estudiado por placer, pero llega un momento en que el mismo hecho de estudiar ya aburre. Yo no se trabajar - no se cual es el significado de esa palabra y no me consta que el trabajo dignifique a la persona - y no quiero aprender a hacerlo, todos aquellos que trabajan al final terminan siendo unos seres extraños con una vida ridícula, se vuelven mortales. Yo no quiero ser mortal.


Yo no he nacido para ser mortal. Una de las cosas que mas odio en esta vida (y que me pertenece) es mi cuerpo, es este maldito cuerpo, que cumple un rol cohiponimo al de las carceles peruanas. Gran cantidad del tiempo que ha durado mi vida lo he dedicado a alimentar, cuidar y tratar de movilizar este cuerpo (para que no se atrofie) que en general no me ayuda en mucho. Yo debí ser una entidad incorporéa. Dios se confundió, si yo pudiese ser cerebro y nada mas sería el hombre mas feliz del mundo.

Encontrabame pensando y de pronto, una voz esperpentica me sacó del estado ensimismado. "Haber un caballero dele un asiento a la señora", grito alguien. Yo estaba sentado en uno de los asientos delanteros, un asiento que elegi de manera meticulosa y cuide que no sea un asiento reservado para evitar esta molestia que acababa de ocurrir. Yo no me inmute con el comentario, estaba en un asiento no reservado, por lo tanto no tenía obligación alguna de abandonar el asiento, ni la vagina de la chica. Permací tranquilo pero esa voz volvío a repetir la frase extraña: "Haber un caballero dele un asiento a la señora", esta vez venía directo a mí. yo permanecí inmutable, para empezar yo no soy un caballero y ni siquiera se que rayos es eso, pense. Y en el mejor de los casos no me intereza ser un caballero, la voz se agudizo y mi cuerpo se preparaba para destrozarle la vida a un troglodita ...